La Ermita
Un notorio ejemplo de que los intereses de Magalotti se dirigían más al
terreno científico que al estético es la miopía de que hace gala al
narrar el recorrido del duque y su séquito por el parque del Buen
Retiro, donde visitaron algunas de las ermitas que allí se hallaban. Al
referirse a la de San Antonio dice “es la más suntuosa de muchas que se
encuentran esparcidas por el jardín.” Pero ¿cómo explicar, si no por
una lamentable carencia de sensibilidad, que no mencionase siquiera el
maravilloso cuadro de Velázquez, “San Antonio Abad y San Pablo
Ermintaño”, que aún se encontraba en aquella capilla para la que había
sido encargada ex profeso por el rey?
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